Los cuerpos calientes emiten
radiación térmica en todo el espectro electromagnético, sobre todo en la zona del infrarrojo. Si se mide la
radiancia de un cuerpo para todo el espectro de frecuencias, se obtiene la
radiancia espectral del cuerpo.
Al analizar las curvas obtenidas con el cuerpo a distintas temperaturas, es evidente que esta curva depende fuertemente de la temperatura, aunque no del material. Además, a medida que aumenta la temperatura, la frecuencia a la que ocurre la máxima
radiancia va aumentando, pasando del infrarrojo al rojo opaco, luego al rojo brillante y al blanco.